Un Púlsar
es una estrella de neutrones que rota sobre si misma a una gran velocidad, y
que tiene un campo magnético intenso que provoca que estas estrellas emitan radiación electromagnética, la misma que por la rotación de la estrella, tiene intervalos regulares propios
de cada Púlsar. La radiación electromagnética emitida por estas estrellas, solamente
puede ser detectada por los radiotelescopios, pues la misma está en el
rango de las ondas de radio, los rayos X e incluso los rayos Gamma.
El término Púlsar proviene de las palabras en inglés “Pulsating Star”, que en su traducción al español significa "estrella pulsante".
Los Púlsares,
tienen poco volumen (apenas algunos kilómetros), pero tienen una densidad altísima,
y al girar a grandes velocidades se ensanchan en su ecuador por la fuerza centrípeta
y al acercarse cualquier tipo de materia a uno de estos cuerpos, esta es
dirigida en espiral hacia los polos de la estrella, y estos a su vez emiten
radiación electromagnética. Los polos no siempre están sobre el eje de rotación,
lo que produce que se forme un cono de radiación que gira a velocidad generalmente
constante, entonces, cuando ese haz de radiación se dirige a la tierra, puede
ser percibido como un pulso regular ya que solo queda en nuestra dirección
por un espacio de tiempo corto y estable (normalmente milisegundos). Es por ello que los periodos y frecuencias de los pulsos
recibidos de cada Púlsar son característicos y generalmente se considera que
son pulsos que no se pueden repetir entre uno y otro.
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